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¿Cómo salimos de este ciclo sin hacernos más daño?

Han discutido otra vez. Te interrumpió, tú subiste el tono, y al final ninguno logró decir lo que realmente quería expresar.


Esa dinámica puede ser agotadora, frustrante, y puede llevarte a cuestionar si esta relación tiene un futuro. Pero aquí está la realidad: no es el conflicto en sí lo que destruye una relación, sino la forma en que lo enfrentan.


En este artículo, quiero compartir una herramienta sencilla pero poderosa que puede transformar cómo manejan los desacuerdos. Se trata de hacer una pausa antes de responder. Puede sonar simple, pero este pequeño cambio tiene un impacto profundo en la manera en que las parejas se comunican y resuelven sus problemas.


El ciclo de los conflictos: ¿por qué se repite?


Es común que las discusiones en pareja sigan un patrón: uno de ustedes expresa una queja o preocupación, el otro responde de manera defensiva, y la conversación rápidamente escala en intensidad.


Este ciclo ocurre porque, en medio del enojo, nuestras emociones toman el control. Cuando estamos alterados, el cerebro percibe el desacuerdo como una amenaza, activando un mecanismo de "lucha o huida". Por eso, es tan fácil reaccionar con críticas, gritos o silencio.


El problema es que estas respuestas reactivas suelen herir más que resolver. Y mientras más se repite este ciclo, más difícil se vuelve comunicarse de manera efectiva.


La pausa: un cambio intencional

Tomarse una pausa antes de responder no significa ignorar lo que sientes o callarte para evitar problemas. Al contrario, es una manera de asegurarte de que tus palabras reflejen lo que realmente quieres comunicar, en lugar de ser impulsadas por el enojo.


¿Cómo empezar? Aquí tienes un ejercicio práctico:


  1. Respira profundo: Durante una discusión, tu cuerpo se tensa y tu respiración se acelera. Hacer una pausa consciente para inhalar profundamente y exhalar lentamente envía una señal a tu sistema nervioso de que no estás en peligro, ayudándote a calmarte.


  2. Cuenta hasta tres: Puede parecer trivial, pero este pequeño espacio de tiempo permite que tu cerebro "reaccione menos" y "piense más". Así, evitas responder de inmediato con algo que pueda escalar la situación.


  3. Hazte una pregunta clave: Antes de hablar, pregúntate: "¿Esto que voy a decir ayudará a resolver el problema o lo empeorará?" Esta reflexión simple te da la oportunidad de elegir tus palabras de manera más consciente.


Cambiando la forma en que te expresas


Cuando haces una pausa, no solo reduces la tensión del momento, sino que también te das la oportunidad de expresar tus sentimientos de una manera que tu pareja pueda entender mejor. Aquí algunos ejemplos:


  • En lugar de decir: "Siempre haces lo mismo, nunca escuchas."

    Prueba con: "Me siento triste cuando no me escuchas. Para mí es importante que podamos hablar sin interrupciones."


  • En lugar de: "Eres tan egoísta, solo piensas en ti." Prueba con: "Me siento frustrada cuando siento que mis necesidades no son consideradas. ¿Podemos hablar de cómo organizamos nuestro tiempo?"


Estas pequeñas diferencias cambian por completo el tono de la conversación, haciendo que sea más probable que tu pareja te escuche sin sentirse atacada.


Qué hacer si la otra persona no aplica la pausa


Es común que al principio uno de los dos sea quien inicie este cambio. Si tu pareja aún responde de manera reactiva, trata de no tomarlo como algo personal. Puedes modelar este comportamiento explicando con calma: "Necesito unos segundos para pensar antes de responder. Quiero asegurarme de que esta conversación sea constructiva."


Con el tiempo, es probable que tu pareja note la diferencia en tus interacciones y empiece a imitar este enfoque. Recuerda que los cambios en la comunicación toman práctica y paciencia.


¿Qué logramos con este cambio?


Aplicar la pausa tiene beneficios a corto y largo plazo:


  1. Reduce la intensidad de las discusiones: Cuando ambos bajan el ritmo, las emociones se estabilizan y es más fácil encontrar soluciones.


  2. Fomenta la empatía: Al reflexionar antes de hablar, puedes identificar tus propios sentimientos y necesidades, lo que te permite expresarlos con más claridad.


  3. Fortalece la conexión emocional: Al evitar palabras que hieren, creas un espacio más seguro para que ambos se expresen y se sientan comprendidos.


  4. Previene resentimientos: Las discusiones constructivas evitan que las emociones negativas se acumulen con el tiempo.


Un compromiso con la relación


Detenerte antes de reaccionar no es ceder ni ignorar tus sentimientos. Es una decisión consciente para cuidar la relación y evitar daños innecesarios. Esta práctica puede ser el primer paso hacia una dinámica más saludable y respetuosa.


Cuando ambos eligen enfrentar los conflictos con más calma y empatía, no solo resuelven los problemas más fácilmente, sino que también construyen una base sólida de confianza y entendimiento mutuo.


Es un acto de cuidado hacia ti mismo, hacia tu pareja y hacia la relación que están construyendo juntos.

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© 2024 Creado por  Verónica Flores

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